Este es el episodio número uno de La Consagración , el pódcast del gymnasio de escritura .El colectivo de escritores Niuyo realiza las entrevistas y las consagra a través de la ficción. Nuestra invitada de hoy es Natalia Fiore, trabaja como docente de Literatura, y, cuando el tiempo y la respiración hacen lugar a la escritura, ensaya poemas.
Natalia Fiore junto a su pareja, integrante del colectivo de escritores NIUYO. (Fotografía elegida por Natalia Fiore).1
Fragmentos de la entrevista antes de ser consagrados
-¿Quién no sos?
-El blanco de la hoja (…) Lo que me atrae de la luna es lo que no puedo ver de ella.
-¿Qué es el tiempo?
-…si estás en remordimiento con la vida no estás en el tiempo.
-¿La vida en el universo inicia ...?
-El ser humano es un buen comienzo (…) La maravilla humana puede contagiarse al resto del cosmos.
-Necesitás un año sabático y anonimato. La pregunta es: ¿qué puede haberte sucedido?
-Me cansé de escuchar (…) De chica se burlaban de mis orejas (…) Pero es que escucho de forma visceral.
-¿Qué de la luz toca tu cuerpo, lo modifica, para bien o para mal?
-La luz eléctrica me modifica para mal, lo que menos me gusta de la noche es la luz artificial (…) No depende de mí que el sol venga, tengo sí o sí que esperar, me enfrenta a un límite.
Natalia Fiore en su voz
Consagración
1-
Estudiante número dos, de pie: ¿Qué querés tomar?
Estudiante número uno, sentada: Un cortado.
Estudiante número dos, los párpados apretados, como si necesitara exprimir sus ojos para extraer de ellos la mirada: Me leés la mente.
Los fotones que la luz del sol dispensó aquel día se alejan veloces de esta zona austral del planeta. En el horizonte, cielo y tierra se atraerán oscuramente hasta que del este lleguen indicios de un nuevo amanecer. Es el mes de noviembre; la hora octava de la tarde; el insomnio, tímido, se acerca. Ambos estudiantes lo saben. Están cerca de la máquina expendedora y tomarán café hasta que termine la clase. Salvo ella y él, no habrá nadie que nos importe en aquel pasillo universitario.
La admiración pánica que la estudiante número uno siente por Lucrecio en boca del profesor que da la clase le impide ingresar al aula. Pero logra quedarse sentada afuera, junto a la puerta; la atención dividida entre la conversación que mantiene con su compañero y los versos que llegan desde el aula:
“El sediento junto al río o a una fuente amena
se detiene y mete el torrente todo en su garganta.”
2-
En el pasado cercano, con quince años, la estudiante número uno regaló a su omóplato derecho un tatuaje, imagen exacta en tinta Intenze de su oreja izquierda. Sus compañeros de secundaria no supieron interpretar el signo en aquel momento. Algo de aquella incomprensión todavía reaparece hoy cuando sus caminos se cruzan y tienen que saludarse, decirse cómo están y qué es lo que hacen.
Hoy, cumplidos los diecinueve años, a poco de finalizar el segundo año de Letras, decidió que debía completar su anatomía. Su omóplato izquierdo, sordo hasta este momento, recibió la oreja que le faltaba, imagen exacta en tinta Eternal Ink de su oreja derecha.
Los días primaverales de calor, su espalda luce dispuesta a escuchar con plena atención. Las notas de lavanda en su piel anticipan la escucha.
3-
Este último cuatrimestre el estudiante número dos no lo termina bien con la estudiante número uno. Se distancia de su compañera y esto inocula en él dosis iguales de ironía y cinismo. Contraviniendo lo que quizás se había propuesto de antemano, todo sentimiento capaz de enamorarlo huye sin dirección verificable. Incluso su amistad tenía fecha de caducidad, aunque eso él todavía no lo sabía.
Apenas iniciar la carrera, el estudiante número dos había activado una suerte de protocolo de intimidad que privaba a los demás de casi todo lo que no tuviera súper considerado y analizado. Entre él y los demás mediaba un muro de fórmulas sociales típicas, de signo positivo y negativo. Su vida, de ninguna manera pasaría por hablar de sí con espontaneidad. Es algo que tiene aceptado, y es algo que entorpece el vínculo con la estudiante número uno.
El estudiante número dos además no tiene ni tendrá tatuajes, preferirá un cuerpo vacío de signos: su piel blanca solo contrastará con su pelo corvino y el bigote siempre incipiente. Pero él está bien así, y eso es importante decirlo.
Estudiante número dos se levanta, su cuerpo cruje y dice: ¿Qué querés?
Estudiante número uno, en actitud de escucha, la melena gualda contra la puerta del aula 9: Capuchino. ¿Qué hora es?
Estudiante número dos, laxo luego de los estiramientos: De nuevo me leés la mente. Qué hora: nueve y cinco.
Atenuado, a través de las puertas del aula:
“Aun lo que es golpeado leve pero con insistencia
a lo largo del tiempo es vencido y se desarma.”
4-
Ambos se entregaban al sopor celeste de la primera claridad del día y recién entonces iban a la cama. A lo largo de la noche, el chat les permitía atenuar los efectos corrosivos del insomnio. Y sucedían otras cosas, además.
En su dormitorio, una noche cualquiera, la estudiante número uno descubrió que la mañana se escondía acurrucada entre los vidrios de su ventana. La estudiante número uno se dejó atravesar por aquella transparencia silente, por esa cuasi presencia capaz de guiarla a través de la luz del futuro día por venir. El chat, mientras tanto, se llenaba de mensajes que ella no respondía.
En su dormitorio, el estudiante número dos, solo leía. Casi no necesitaba nada más. Convertía en virtud el Asperger que había heredado de su madre, con la que compartía casa y varios gustos en común. También traducía canciones; por ejemplo, “Nikes”, de Frank Ocean. Además, acopiaba citas que compartía textualmente en el chat. Una de ellas:
“Casi por naturaleza nuestra alma se eleva ante lo que es verdaderamente sublime y, presa de una orgullosa exaltación, se llena de una alegría soberbia, como si ella misma hubiese producido lo que ha escuchado.” Pseudo-Longino (siglo I). De lo sublime, VIII
Una más:
“¿También tú gozas de nosotros, noche oscura?¿Qué sostienes bajo el manto que, con fuerza invisible, alcanza a mi alma? Un bálsamo precioso se derrama de tus manos, del haz de adormidera. Alza las pesadas alas del corazón.” Novalis (1797). Himnos a la noche, I.
Estudiante número dos, sentado frente a las puertas del aula 9, las manos entrelazadas como crustáceos albinos en lucha: Tengo la sensación de que el día tiene veinticuatro horas, pero que la mayoría de las horas no pasan acá, pasan en otro lado.
Estudiante número uno, los ojos abiertos en completa expansión: Las semanas tienen menos de siete días, los meses apenas dos semanas. En cambio este año creo que puede llegar a ser infinito, ¿no?
Estudiante número dos, nube diminuta de tormenta en el entrecejo, los ojos puestos en la máquina expendedora de café: No sé. ¿Me traés una lágrima?
Estudiante número uno, en calma, levitando: Traigo dos.
5-
Aunque teníamos más o menos la misma edad, yo me sentía más grande que ellos. Por eso los observaba con cierta candidez, como si viera a un sobrino tropezar con la piedra que yo recién había esquivado. Pero la verdad es que yo tropezaba tanto como ellos y creo que hice del tropiezo algo así como un estilo de vida. De hecho, creo que todo esto que les estoy contando quizás indique que me estoy preparando para tropezar de nuevo.
Ese día, también yo me quedé afuera del aula 9, pero por motivos distintos. Además de observar a la estudiante número uno y al estudiante número dos en interacción, a veces iba más allá e imaginaba cómo serían sus vidas fuera del Departamento de Humanidades. Lo que sigue, a diferencia de mucho de lo anterior, no tuve que imaginarlo, lo escuché de boca de ellos, así que podríamos decir que fue cierto. Cito, aunque por supuesto que las acotaciones no pueden no ser mías:
-Estudiante número uno, dentro de una crisálida introspectiva: Anoche vi en la transparencia de los vidrios, el temblor de la luz que va a traer la mañana. Algo del día permanece en la noche y me acompaña, algo tranquilo; por ahí por eso no puedo dormir, porque me gusta su tranquilidad. La materia de la que está hecha el futuro debe ser transparente como el temblor que vi en los vidrios.
-Estudiante número dos, su fe guardada a cal y canto: Por eso debe ser tan difícil prever el futuro.
-Estudiante número uno, la mirada en fuga al corazón ígneo del planeta: Por eso odio el ruido a vidrio roto.
-Estudiante número dos, encontrando el quid de su personalidad: Por ahí te está afectando dormir así. Además, yo no soy un visionario.
-Estudiante número uno, como quien acaba de encontrar aquello que había olvidado que buscaba: ¿Te conté lo que soñé ayer?
-Estudiante número dos, la zona luminosa de su cerebro traduciendo “Nikes”, de Frank Ocean (We breathin` pheromones, Amber Rose/ Sippin’ pink-gold lemonades): Quizá. No, no creo. ¿Qué soñaste?
-Estudiante número uno, la espalda recta como un pararrayos: Viste que te dije que Matilde era la típica hippie mala persona, bueno, lo confirmé. Anoche soñaba que estaba en el parque, sentada cerca del busto de Urquiza, mirando el atardecer. El horizonte se lo disputaban el cielo y la tierra dentro de un óvalo anaranjado que titilaba. Veía eso, y a la vez, mi espalda emitía la última conversación que había tenido con Matilde, pero con agregados que no recordaba. La conversación salía de mis tatuajes. Eso que me estaba pasando en realidad ya me había pasado muchas veces, quiero decir, lo de los agregados; sé que esos agregados son lo que los demás no me dicen cuando me dicen algo. Para eso me hice los tatuajes porque... sé que puedo escuchar un poco más allá, como si tuviera una tercera oreja, una tercera y una cuarta. Después, todo es horror: el cielo estalla y cae sobre el paseo, el parque; todo se llena de vidrios celestes. No puedo mirar hacia arriba y el ruido es insoportable y me despierto. ¿Qué pensás?
6-
No pude escuchar qué pensaba el estudiante número dos del sueño de la estudiante número uno porque las puertas del ascensor se abrieron y la compañera con la que había quedado para encontrarme me vio y vino a saludarme. Muchas veces en la universidad anotaba las cosas que escuchaba y esa vez hice lo mismo, por eso puedo decir que lo que hablaron la estudiante número uno y el estudiante número dos fue cierto.
Veinte años después de aquella conversación y en medio de una mudanza, ordenando mis papeles, encuentro el cuaderno que había usado para anotar aquel diálogo. Al releerlo y rememorar lo sucedido, descubro que somos colegas con el estudiante número dos. No lo había reconocido porque ahora está rapado a cero y todo el año luce bronceado. Las personas cambian. Tenemos un trato amable pero no más que eso. No me inspira confianza, no lo puedo justificar; prejuicios míos seguramente.
De la estudiante número uno supe por redes sociales que tiene una cátedra en la Universidad Nacional del Comahue. También que la editorial de poesía que dirige tiene como emblema una oreja cuya silueta emula el ala de una paloma. Escribí al mail de la editorial para ponerme en contacto con ella. Me contestó bastante pronto. Ahora nos seguimos en Instagram. Lo último que me dijo fue que aunque no habíamos cruzado palabra en aquel entonces, creía recordarme de “la época de la universidad”.
7-
Terminada la mudanza, instalado en mi nuevo departamento, una de las primeras películas que vi fue Der Himmel über Berlin, de Wim Wenders, traducida también como: “Las alas del deseo”. Los ángeles masculinos y femeninos de largo sobretodo oscuro recorren Berlín. Se detienen, se demoran a escuchar con dulzura la conversación sin fin que los humanos mantienen consigo mismos. A veces nos abrazan y eso nos hace sentir mejor, porque de inmediato somos capaces de sentir compasión por lo que sea que nos esté pasando.
Recordé a la estudiante número uno, que, a propósito, ahora puedo decirles que se llama Amalia. La recordé mientras miraba la película y pensé que en una futura remake, las blancas alas medievales de paloma podrían ser reemplazadas por dos grandes orejas bien humanas. ¿Quién no quisiera hoy ser escuchado por un ser de esas características?
De estas y otras cosas me gustaría hablar con Amalia, si logramos coincidir alguna vez para tomarnos un café.
◇◇◇
Detrás de escena
El colectivo de escritores NIUYO está integrado por cinco miembros: Nélida, Lucas, Pablo, Esteban, Lucía. Escribimos a cinco manos el registro en clave ficcional de las entrevistas que realizamos en el gymnasio Creemos que nuestro grupo estallaría como una supernova si pudiéramos lograr una síntesis de estilo tal, que frente a un texto acabado, sospechásemos que ninguno de nosotros fue su autor. Nos genera una inmensa curiosidad ese momento de brillante disolución del yo. Hasta que la utopía se materialice, tendremos que conformarnos con lo que cada uno por separado tiene para dar al grupo.
Esta ficción fue realizada casi íntegramente por Lucía y Pablo. Nélida trabajó en las acotaciones de los diálogos. Hace un par de años, Lucas recomendó a Pablo la filmografía de Win Wenders; fueron ellos básicamente quienes conversaron sobre la película y decidieron qué hacer a partir de ella. Esteban estuvo en cama con Gripe A durante todo el proyecto; sin embargo, fue él quien sugirió “Nikes” de Frank Ocean como canción a traducir por el estudiante número dos. Amamos esa canción, es muy importante para la historia de nuestro grupo y nos hizo bien volver a escucharla. Por suerte, y a pesar de la fiebre, Esteban tuvo la lucidez de recordar por todo el grupo.
Agradecimientos
Un agradecimiento especial a Natalia Fiore por las casi dos horas que nos obsequió para realizar la entrevista, por la devolución generosa que hizo de nuestro registro ficcional, y por la torta de ochenta golpes que tanto disfrutamos la tarde en que vino a visitarnos al gymnasio.
Muchas, y verdaderas, gracias.
NIUYO
¡El pez volador arderá!
Natalia Silvina Fiore nació en Bahía Blanca la primera semana de mayo de 1982. Se formo como Profesora en Letras en la Universidad Nacional del Sur, Trabaja como docente de "Literatura" en escuelas públicas y gratuitas de Nivel Secundario desde hace 18 años. Desarrolla actividades de docencia, investigación y extensión en el campo de la "Didáctica de la Lengua y la Literatura" en la UNS y en el Instituto Superior "Juan XXIII", donde, a su vez, trabaja como asesora didáctica-afectiva en la formación docente de estudiantes del Profesorado en Letras y del Profesorado de Educación Primaria, respectivameme. Realiza actividades de docencia en "Lengua y Literatura" de los Profesorados de Educación en Nivel Inicial y en Nivel Primario de la UNS. Además, es docente de la asignatura "Dramaturgia" en la Escuela de Teatro de Bahía Blanca. Ejerce la docencia reconociendo que la perspectiva de género y la ESI son derechos humanos irrenunciables y cotidianos. Ha presentado numerosas ponencias en Jornadas y Congresos y ha escrito capitulos de libros y articulos en revistas especializadas en torno a la enseñanza de la lengua y la literatura con relación a la oralidad, la lectura y la escritura. Entre los años 2019 y 2023, desarrolló diversas actividades como organizadora del Festival de Narrativa Bahía Blanca Participó como tallerista de "VOX Ruta 33” y de la "Escuela Argentina de Producción Poética" (EAPP) en Bahia Blanca. Desarrolló el ciclo "Encuentros Literarios. Socializar la literatura con seres humanos en la EES N 3. Escribe poesía cuando el cuerpo y la respiración hacen espacio para experimentar la lengua y la literatura como un primer día de escuela.
❤️🎙🚀
Excelente!